sábado, 3 de junio de 2006

El doping genético ya está aquí


La llamada 'Operación Puerto' ha puesto al descubierto unas prácticas de doping que eran un secreto a voces. Por fin, la práctica de métodos ilegales (ejemplo: transfusiones sanguíneas) y el uso de múltiples sustancias dopantes (anabolizantes, hormona del crecimiento, EPO, clembuterol, nandrolona, anabolizantes de diseño y un largo etcétera…) han quedado en evidencia y ya nadie puede decir (excepto Luis Aragonés), que la práctica del doping es ajena al deporte. Sea cual sea, incluido el fútbol.

Sin embargo, otro método dopante está dando sus primeros pasos y va a ser muy difícil de combatir. Me refiero al doping genético. Una práctica tan sofisticada como
peligrosa que por ahora sólo está al alcance de los más 'poderosos'. Pero ahí está. De entrada debo decir que se trata de una terapia genética que se salta a la torera los principios de la bioética, es decir la ética aplicada en acciones de salud. Entre otros muchos, uno de los principios de la bioética dice: “… los conocimientos que se adquieran (sobre genoma y terapia genética) deben ser para beneficio de la humanidad y no deben desvirtuarse por intereses privados o colectivos contrarios a los derechos de las personas…”.

Qué es la terapia genética


La terapia genética consiste en insertar o inyectar genes dentro
de una célula para que estos nuevos genes permitan a la célula realizar o corregir una serie de acciones que no podía hacer antes. Por ejemplo, sintetizar sustancias que provoquen la muerte de células tumorales o que aumenten las defensas del enfermo. También pueden corregir o sustituir un gen defectuoso que causa una enfermedad. Hace un par de días, en Barcelona, una reunión de expertos dio a conocer los últimos avances en tratamientos en humanos que permiten regenerar tejidos óseos y vasculares en los casos de necrosis (muerte celular) de huesos y órganos.

Qué es un gen


Un gen es la unidad básica de herencia de los seres vivos. Los
genes están formados por ADN (ácido desoxirribonucleico) y se encuentran usualmente en el núcleo de las células. Cada gen tiene un código especifico que contiene la información necesaria para sintetizar sustancias (habitualmente proteínas tales como enzimas u hormonas). Los productos sintetizados por los genes tienen una función específica, bien sea en el desarrollo o en el mantenimiento de una función fisiológica normal. Los genes se disponen a lo largo de cada uno de los cromosomas.

Cómo se transportan e insertan los genes

Una de las técnicas más usadas es inyectar los genes al organismo humano a través de unos virus inocuos a los que previamente se les ha modificado su información genética y 'codificado' los genes a transportar. A estos virus transportadores de genes se les conoce con el nombre de vectores. Todo ello implica, previamente un trabajo de ingeniería genética en el que no voy a entrar. Si estuviéramos hablando de un virus patógeno (por ejemplo, el de la gripe) su objetivo sería infectar a la célula humana, copiar en ella su información genética (replicarse), pasar la información 'maligna' a otras células y, en consecuencia, provocar la enfermedad. Si se trata de un virus inocuo manipulado genéticamente, los genes que transporta permitirán sintetizar las sustancias que han sido previamente codificadas para lograr un determinado fin (dígase regenerativo, curativo, inmunológico, etc.) Si hablamos de doping, el fin podría ser estimular la eritropoyesis o formación de glóbulos rojos, lograr un efecto anabolizante u otros.

Aplicaciones en el deporte


Se sabe que ya se está utilizando una terapia genética llamada Repoxygen. Consiste en inyectar en las células musculares el gen de la EPO (eritropoyetina), la hormona que permite la síntesis de glóbulos rojos. Se hace a través de un
vector viral, cuya configuración permite, mediante otro gen, activar la síntesis de EPO cuando desciende el aporte de oxígeno en el músculo. El Repoxygen es una terapia genética patentada por los laboratorios Oxford BioMédica para el tratamiento de la anemia. Se ha experimentado en ratones que, gracias a la inyección del virus, corregían su anemia y recuperaban unos valores normales de hematocrito. Según informa la propia página web del laboratorio, el Repoxygen se encuentra todavía en fase de desarrollo preclínico, es decir no apto para el uso en seres humanos. Sin embargo, se tiene constancia de que ya circula por el mercado negro y lo están utilizando médicos deportivos sin escrúpulos. Su administración permite al organismo disponer de EPO de una forma permanente y al ser de origen endógeno (generado por las propias células musculares del individuo) resulta imposible detectarla.

El uso del Repoxygen saltó a la palestra en el reciente juicio contra el alemán Thomas Springstein, entrenador y pareja de la atleta Grit Breuer, habitual de
los podiums mundiales en 400 metros. En un e-mail presentado como prueba en la vista, Springstein solicitaba al médico holandés Bernd Nikkels la forma de obtener Repoxygen. En el mismo juicio, a Springstein y Breuer se les relacionó directamente con el doctor Miguel Ángel Peraita, director del Centro Médico Dynamed, sito en la calle Fernández de la Hoz, 76, de Madrid, de quien se presentaron e-mails recomendando al entrenador que dopara a su atleta y novia con anabolizantes. En el proceso judicial se explicó que otra atleta alemana tratada por el doctor Peraita fue enviada por éste a la consulta del hematólogo José Luis Merino Batres, recientemente detenido en la ‘Operación Puerto’ como colaborador del doctor Eufemiano Fuentes. La clínica del doctor Merino se encuentra en la calle Zurbano, 92, a pocos pasos de la del doctor Peraita, quien asimismo comparte con Merino un despacho en el propio Zurbano, 92. ¿Existe una conexión entre la red española de doping sanguíneo y la utilización en el mercado negro mundial de la terapia genética mediante Repoxygen? ¿Aparece el Repoxygen en el sumario de la ‘Operación Puerto’?


Otras terapias

Pero el doping genético no se limita al Repoxygen. Otro caso, de cuyo uso terapéutico en humanos no tengo constancia, pero sí se ha experimentado en ratones es la modificación del ADN muscular inyectando un virus portador del gen para la fabricación de IGF-1 (Insulin-Like Growth Factor-1), un factor de crecimiento similar a la insulina, de potentes efectos anabolizantes. Este gen se ha inyectado en ratones junto con otro gen promotor, cuya función es indicarle al gen del IGF-1 las células musculares donde debe sintetizar la sustancia.

El uso de IGF-1 como sustancia anabolizante, sin terapia genética, es un hecho y como tal se encuentra incluido entre los métodos prohibidos. El método consiste en inyectarse la sustancia. Suele emplearse conjuntamente con la Hormona del Crecimiento y hace furor entre los culturistas. El IGF-1 aumenta de forma artificial el volumen de las células musculares, hipertrofiándolas. Mediante terapia genética, el IGF-1 no sería detectable, salvo mediante una biopsia muscular.


Una tercera vía de posibles terapias genéticas aplicadas al deporte está vinculada a las investigaciones con los genes que activan la producción de Miosina IIb, una forma de miosina (la proteína más abundante del músculo que participa en la contracción muscular) cuya característica es una velocidad altísima de contracción y que proporciona una gran potencia a las fibras rápidas. Dicha terapia podría permitir elevadas mejoras en el rendimiento de todo tipo de velocistas o deportistas con necesidad de efectuar movimientos rápidos.


En resumen, el doping genético está ya aquí, entre nosotros, quizás incluso en la propia documentación de la ‘Operación Puerto’ y contiene elementos de un altísimo riesgo para la salud de los deportistas, en especial porque varios de ellos ni siquiera están autorizados para el uso humano. Y, como siempre, los delincuentes llevan la delantera...