Una ya tiene una edad y esta semana me ha tocado someterme a una Densitometría.
Casualidades de la vida, la cita para comprobar la salud de mis huesos coincidió con la conmemoración del Día Mundial de la Osteoporosis y ello me ha motivado a dedicarle un post.
La densitometría es una técnica diagnóstica por imagen que se utiliza para determinar la densidad mineral ósea. Sirve para el diagnóstico de la osteoporosis.
A diferencia de la mamografía -una prueba molesta y que te irradia rayos nocivos (Rayos X)-, la densitometría es una técnica indolora y no invasiva.
Simplemente te tumbas en una camilla y por encima tuyo se desplaza un escáner que mide la cantidad de calcio de los huesos (densidad ósea).
Se suele recomendar en mujeres que ya han entrado en la menopausia, cuando a causa de la bajada de los niveles de estrógenos existe un mayor riesgo de padecer osteoporosis, o sea pérdida de calcio, y en consecuencia peligro de que los huesos se vuelvan más frágiles y con mayores posibilidades de fractura.
Se sabe que el ejercicio contribuye a prevenir esta patología y se sabe también que si el ejercicio incorpora un trabajo de musculación el beneficio es todavía mayor. Se recomienda por tanto que las mujeres hagan ejercicio y a ser posible al aire libre –aunque sólo sea durante un rato- con el fin de que los rayos solares proporcionen la vitamina D necesaria para la fijación del calcio.
Una octogenaria con huesos de jovencita
Y, efectivamente, mientras me hacen la densitometría constato que las recomendaciones son acertadas y que el atletismo -deporte que vengo practicando desde que tengo 11 años- es un seguro contra la osteoporosis. La densidad mineral de mis huesos es óptima y la enfermera me informa que la imagen “brillante” de mis huesos indica que van sobrados de calcio.
Mi diagnóstico también me ratifica las conclusiones de un estudio realizado por unos investigadores alemanes durante varios Campeonatos de Europa de atletismo de veteranos. En dicho estudio participaron atletas de edades comprendidas entre los 40 y 80 años y se midió la densidad ósea de fémur y cubito.
El estudio evidenció que la media de la densidad ósea de las atletas era superior al de las mujeres sedentarias y, entre todas las atletas, las que presentaban mejor calcificación eran las que practicaban pruebas de velocidad, una especialidad que implica hacer un entrenamiento intenso de potencia, fuerza y musculación.
Según los investigadores, este tipo de trabajo supone un enorme beneficio para mantener la masa ósea.
El beneficio es tal que la medición en el fémur de una velocista de 80 años arrojó un valor que podría perfectamente corresponder al de ¡ una chica de 25 años !
La dieta también es importante
Seguir una dieta rica en calcio desde la infancia es el otro aspecto a tener en cuenta para prevenir la osteoporosis.
Para ello hay que consumir: lácteos (aunque sean desnatados), frutos secos (almendras, avellanas), berros, algas, sésamo, frutas (cítricos)y legumbres (soja). El pescado pequeño ingerido entero -con espina- también supone una buena fuente de calcio.